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Acerca de iprcrlamme

Soy pastor de la Iglesia Presbiteriana y Reformada de Cartago en Cartago, Costa Rica.

El Padre pródigo (un sermón sobre Lucas 15:11-32)

Un sermón para padres e hijos, enfocándonos en el amor y misericordia del Padre celestial para con nosotros los pecadores.

 

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El pecado de la tolerancia: un sermón sobre Apocalipsis 2:18-29

Hermanos, les ofrezco el sermón del domingo pasado (18-5-2014) de la Iglesia Presbiteriana y Reforamda de Cartago sobre Apocalipsis 2:18-29. Frente a los acontencimientos de la semana pasada y las acciones de nuestro gobierno, no podemos callarnos. De verdad, la iglesia que se calla, otorga.

(PD. El video se ve mucho mejor en pequeño, ya que en grande se pierde la calidad)

 

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La caña cascada: Para nosotros mismos

1. ¿Qué deberíamos aprender de todo esto sino que acercarnos confiadamente al trono de gracia (Heb. 4:16) en todas nuestras angustias? ¿Nos desanimarán nuestros pecados cuando allí aparece él solo para pecadores? ¿Estás cascado? Cobra ánimo, porque él te llama. No escondas tus heridas, ábrele todo a él y no prestes atención al consejo de Satanás.
Ve a Cristo, aunque tiemblas, así como esa pobre mujer que le dijo, “Si tocare solamente su manto” (Mat. 9:21). Seremos sanados y recibiremos una respuesta amable. Ve confiadamente a Dios en tu carne; él es carne de nuestra carne y hueso de nuestro hueso por esta misma razón, de modo que nos acerquemos a él valientemente. Jamás tengas miedo de acercarte a Dios, ya que tenemos tal Mediador entre nosotros y Dios, el cual no solo es nuestro amigo, sino también nuestro hermano y marido. Bien podrían los ángeles proclamar desde el cielo, “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Fil. 4:4).  Pablo sabía bastante bien por qué lo hacía. La paz y el gozo son los dos frutos principales del reino de Cristo. Sea como sea el mundo, si bien en el mundo no podemos regocijarnos, no obstante podemos regocijarnos en el Señor. Su presencia hace confortable cualquier circunstancia. “No temáis,” les dijo a sus discípulos cuando tenían miedo, como si hubieran visto un fantasma, “yo soy” (Mat. 14:27), dijo como si no hubiera razón de temer cuando él estuviera presente.

2. Dejemos que esto nos apoye cuando nos sentimos cascados. Es la manera de Cristo primero de herir, y luego de sanar. Ninguna alma sana y entera jamás entrará al cielo. Cuando tentado, piensa: Cristo por mí fue tentado; de acuerdo a mis pruebas serán su gracia y consuelos. Si Cristo es tan misericordioso para no quebrarme, tampoco me quebraré con la desesperación, ni me entregaré a Satanás, el león rugiente, para que me haga pedazos.

3. Observa por un lado la disposición diferente de Cristo y por otro lado, la de Satanás y sus instrumentos. Satanás nos acogota cuando somos los más débiles, igual que Simeón y Leví cuando cayeron sobre la casa de Siquem, “cuando sentían ellos el mayor dolor” (Gén. 34:25), pero Cristo cerrará en nosotros todas las brechas que el pecado y Satanás han abierto. Él “venda a los quebrantados de corazón” (Isa. 61:1). Tal y como una madre es más tierna para con el hijo más enfermo y débil, así Cristo se inclina por serles misericordioso a los más débiles. Asimismo él pone dentro de las cosas más débiles un instinto de apoyarse en algo más fuerte que ellos. La enredadera se apoya en el olmo y las criaturas más débiles suelen tener los más fuertes abrigos. La consciencia de la Iglesia de su propia debilidad la hace dispuesta a apoyarse en su Amado, y a esconderse bajo sus alas.

por Richard Sibbes

Traducido por Nicolás Lammé

Estoy traduciendo el libro “The Bruised Reed”, “La caña cascada” por el pastor puritano, Richard Sibbes.

Entradas anteriores:

La caña cascada: El llamado de Jesús

La caña cascada: Cómo Cristo desempeña su llamado

La caña cascada: Lo que debe de ser cascado

La caña cascada: Los buenos efectos de ser cascado

La caña cascada: La relación de Cristo con la caña cascada

 

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Izando la bandera del arcoíris

por Nicolás G. Lammé

La historia de Yashín Castrillo (ver la historia aquí) se parece más a la biografía del fundador de un gran país o a la de un soldado quien por su valentía y sacrificio altruista dejó a salvo su amada Patria, que a la historia de un activista gay y el «primer homosexual del país [de Costa Rica] en presentar una solicitud de matrimonio». La periodista, Amy Ross A., con un perjuicio periodístico sólo digno de un régimen dictatorial de primera clase (lo cual sin duda aprendió acríticamente durante su tiempo en la universidad), le pinta como un mártir de una sociedad intolerante, semejante, tal vez, a Ghandi, o como un Simón Bolívar moderno, lidiando con la monarquía opresiva de la vieja religión y su moralidad autocrática. En el cenit de su adulación pródiga, dice que el día en el que nuestro héroe salió en las noticias como el pionero costarricense gay, después de haber presentado, contra viento y marea, la Magna Carta de su solicitud de matrimonio, volvió a casa para asistir «a su propia vela», donde su familia estaba orando por su alma. Maltratado como niño, tachado de «playito» desde una edad tierna y habiendo perdido dinero, clientes, amigos, parejas y su relación cercana con su familia, esta roca impertérrita se ha resignado a su «concurrida soledad», porque «cuando de derechos de la población gay se trata, Castrillo no está dispuesto a ceder. Ni un poquito».

La verdad es que aparte del sinfín de floreos retóricos, esta historia no es noticia. Lo escandaloso no es que el don Yashín se sienta rechazado por todo el mundo, sino el hecho ineludible de la falta de objetividad de los que nos brindan «las noticias». Muy lejos de ser periodista, la autora de este artículo se convierte en una propagandista que nos intenta convencer en vez de informar. Pero no seamos demasiado criticones. Ella solamente refleja lo que se le enseñó. El escándalo de verdad es que el pueblo, con apetito feroz, simplemente come cuento. Hasta los cristianos somos tan paganizados, bíblicamente analfabetos y antiintelectuales que ya nos falta la capacidad mental de argumentar más allá de un par de versículos veterotestamentarios. Somos presa fácil para este tipo de propaganda, y nuestros hijos aun más. El tsunami pagano ha llegado a las orillas y porque hicimos caso omiso a las advertencias, no sabemos qué hacer. Y la verdad es que nosotros somos los culpables. No nos podemos justificar. Nuestra pereza intelectual, combinada con una religiosidad sentimental, la cual se profundiza en la superficialidad, resulta en un cristianismo ineficaz e irrelevante. Además, una religión más consagrada al entretenimiento que a la enseñanza y adoración reverentes y serias, ha producido un pueblo que prefiere sentir a Dios que conocerle. Dejemos de tirar piedras al mundo o al paganismo o los gais. Somos nosotros los culpables.

¿Qué haremos? Primero debemos hacer lo mismo que el profeta Daniel. Debemos arrepentirnos, porque «nuestra es la confusión de rostro», pues nosotros hemos hecho impíamente, porque no anduvimos «en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas» (Daniel 9). Y debemos obedecer al apóstol Pedro que nos manda santificar a Dios el Señor en nuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa, con mansedumbre y reverencia, ante todo el que nos demande razón de la esperanza que hay en nosotros (1 Ped. 3:15). Pero para obedecer este mandamiento, tenemos que despojarnos de las distracciones de esta vida y ponernos a estudiar duro, amar la doctrina (enseñanza), aprender a pensar bíblicamente y presentar con claridad e inteligencia la fe que ha sido una vez dada a los santos. En otras palabras, lo que los cristianos necesitamos es una cosmovisión que refleje la realidad de la revelación de nuestro Creador y Salvador. Si negamos a hacer esto, a hacer esta tarea difícil (y a veces desagradable), un día nos despertaremos a ver que se ha izado otra bandera sobre nosotros… y nos sorprenderemos al darnos cuenta que a los que la izaron, nosotros mismos les prestamos la mano. Tal vez ya ha llegado ese día.

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El dique del alarmismo climático se resquebraja

Este artículo no trata la teología propia, pero sí se dirige a uno de los dogmas más sagrados de la nueva religión pagana global: el cambio climático provocado por el hombre. Este dogma se predica aquí en Costa Rica (y a lo largo del mundo) como si fuera una verdad que decendió del Monte con Moisés, con el imprimátur de Dios mismo. Lo que explica este artículo es que la ciencia dura no apoya la ficción (léase la estafa) del calentamiento global provocado por el hombre. Gracias a plazamoyua.com por hacer el trabajo de traducir una parte del artículo completo en inglés.

 

[El artículo por Nigel Calder comienza aquí]

CERN experiment confirms cosmic ray action

The global warimst’s dam breaks

Nigel Calder

Un gráfico que preferirían no mostrar. Apartado casi al final del material suplementario en la página web, y omitido de la versión impresa de Nature, muestra claramente cómo los rayos cósmicos inducen la formación de racimos  de moléculas (partículas) que en la atmósfera real pueden crecer y hacer de semilla de las nubes. En un experimento de temprana madrugada en el CERN, a partir de las 03.45, una luz ultravioleta empezó a hacer moléculas de ácido sulfúrico en la cámara, mientras un fuerte campo eléctrico limpiaba el aire de iones. También eliminaba racimos moleculares creados en el ambiente neutral (n) pero algunos de ellos se acumulaban a una tasa baja.  En cuanto de apagó el campo eléctrico, a las  04.33, rayos cósmicos naturales bajando a través del techo de la cámara ayudaban a crear racimos a una velocidad mayor. ¿Cómo sabemos que contribuían? Porque, cuando a las 04.58 CLOUD simulaba rayos más fuertes, con un haz de partículas pion cargadas (ch), la tasa de pruducción de racimos aumentaba. Los colores indican racimos de diferentes tamaños (en nanometros) según fueron registrados por varios intrumentos. Los más grandes (negros) tardaben más en crecer que los más pequeños. Esta figura  S2c es del material suplementario de J. Kirkby et al., Nature, 476, 429-433, © Nature 2011

Estos resultados  del CERN de Ginebra, esperados durante tanto tiempo, aparecen mañana en la revista Nature (25 Augosto). El Director General del Cern disparó una controversia el mes pasado, diciendo que elinforme sobre el experimento CLOUD debía ser políticamente correcto respecto al cambio climático  [ver mi entrada del 17 de julio –>]. La implicación era que no debían refrendar bajo ningún concepto la herejía danesa – la hipótesis de Hendrik Svensmark de que la mayor parte del calentamiento global se puede explicar por la reducción de rayos cósmicos proporcionada por la actividad solar, resultando en menor cobertura de nubes y en mayor temperatura de superficie.

Sea como sea, los resultados hablan por sí mismos, y no es de extrañar que el Director General estuviera preocupado.

Jasper Kirkby, del CERN, y sus 62 coautores, de 17 instituos de Europa y USA, anuncian grandes efectos de los piones del acelerador, que simulan los rayos cósmicos e ionizan el aire dentro de la cámara experimental. Los piones promueven fiertemente la formación de racimos de ácido sulfúrico y moléculas de agua – aerosoles del tipo que pueden crecer y formar núcleos de condensación en los que se forman las gotitas de las nubes. Aun más, hay una importante clarificación de la química que tiene lugar.

Una violación de la etiqueta.

Mi interés en CLOUD data de hace 14 años, desde una conferencia que di en el CERN sobre el descubrimiento de Svensmark de la relación entre los rayos cósmicos y la nubosidad. Despertó la curiosidad de Kirkby, y ambos, Svensmark y yo estuvimos entre los que le ayudamos a preparar su propuesta sobre CLOUD.

Pero por una fea ironía, la única contribución atribuída a Svensmark en la información de Nature es el trabajo de 1997  (Svensmark y Friis-Christensen) en el que basé mi conferencia del CER. No hay mención de los exitosos experimentos del equipo danés en Copenhague, Boulby y después Aarhus, sobre la química de iones y la formación de racimos moleculares, usando un haz de partículas (en vez de rayos gama y rayos cósmicos naturales) para ionizar el aire de la cámara. Ver:  http://calderup.wordpress.com/2011/05/17/accelerator-results-on-cloud-nucleation-2/

Que opinarán los historiadores de la ciencia de futuro sobre esta violación de la etiqueta científica? ¿Que Kirkby estaba mosca con Svensmark, perdiendo la paciencia con los largos retrasos en conseguir aprobación y financiación para CLOUD, y tomó el asunto en sus propias manos?  ¿O porque el candor de Svensmark poniendo en duda el calentamiento antropogénico catastrófico asustaba a la financiación de las agencias nacionales? ¿O Kirkby estaba haciendo simplemente lo que podía (a pesar de los resultados) para obedecer a su Director General ignorando todo lo del equipo danés?

Rivalidades personales aparte, lo importante es lo que significa la investigación de CLOUD para la hipótesis de Svensmark. Su rastreas tras la prosa cautelosa encontrarás esto:

“La nucelación inducida por iones [acción de los rayos cósmicos] se manifiesta como una producción forme de nuevas partículas [racimos moleculares] que es difícil de aislar en las observaciones atmosféricas por causa de otras fuentes de variabilidad, pero que tiene lugar en cualquier caso y puede ser muy grande cuando se promedia toda la troposfra [la baja atmósfera]

Es tan transparentemente favorable a lo que los daneses han estado diciendo que estoy sorprendido que la revista alarmista Nature haya sido capaz de publicarlo, aunque sea omitiendo el significativo gráfico que he puesto encabezando esta entrada.  Añadido a a los otros resultados ya favorables de los otros experimentos de los daneses, el resultado más detallado del CERN es excelente. Un millón de gracias, Jasper.

Quedan las siguientes secciones, que se pueden seguir en inglés en el blog de Calder

  • Química esclarecedora
  • EL dique alarmista
  • La lista de la vergüenza
  • Referencias

Enlace:

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Gracia y Paz

por Nicolás Lammé

¿Por qué Dios en su Palabra nos asegura tanto de su gracia y paz para con nosotros en Cristo? Es para que en toda aflicción sepamos que Dios no está en guerra con nosotros, sino con los restos del pecado en nosotros. Esta verdad nos tiene que consolar en toda aflicción. No somos bastardos, sino hijos. Pedro les dice a los expatriados elegidos, «Gracia y paz os sean multiplicadas». Esta gracia y paz tenemos en Cristo. Somos escogidos y rociados con la sangre del Cordero. Toda la ira de Dios fue derramada sobre el Hijo Unigénito de modo que ya no hay ninguna gota de sobra para nosotros. Ya que el Hijo Unigénito fue herido, somos nosotros sanados. Cuando sufrimos, cuando somos atribulados y afligidos, cobremos ánimo, porque Dios no está enojado con nosotros, ni está en guerra con nosotros, sino sólo con el pecado. La aflicción no es la evidencia de su ira, sino de nuestra aceptación como hijos. Esta verdad sola nos permite abrazar la tribulación con gratitud, ya que por ella somos hechos partícipes de Su santidad. Esta es la diferencia entre las aflicciones de los hijos de Dios y las de los paganos.

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La caña cascada: La relación de Cristo con la caña cascada

Pedro niega a Cristo

En el desempeño de su llamado, Cristo no quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humea, lo cual implica más que lo que se ha dicho, pues él no sólo no quebrará ni apagará, sino que más bien apreciará a todos aquellos con quienes así trata.

Los médicos, aunque afligen a sus pacientes con mucho dolor, no destruyen la naturaleza, sino que la mejoran gradualmente. Los cirujanos abren la herida con lanceta y cortan, pero no para desmembrar. Una madre con un hijo enfermito y obstinado no por esta razón lo echa a perder. ¿Habrá, pues, más misericordia en el arroyo que en el manantial? ¿Creeremos que en nosotros hay más misericordia que en Dios, el cual siembra la misma en nosotros?

Para mayor evidencia de la declaración de la misericordia de Cristo para con todas las cañas cascadas, considera las relaciones reconfortantes que él ha asumido, de marido, de pastor y de hermano, las cuales cumplirá al máximo. ¿Cumplirán otros, por su gracia, las tareas a las cuales él los llama, y él no, quien de su amor ha tomado para sí estas relaciones, totalmente fundadas sobre la asignación del Padre, igual que sobre su propio acuerdo voluntario? Considera los nombres que él ha tomado prestados de las criaturas más tímidas, tales como el cordero y la gallina, para mostrarnos su tierno cuidado para con nosotros. Considera su nombre mismo, Jesús, un Salvador, que le fue dado por Dios mismo. Considera su oficio que corresponde con su nombre, que es que él vendaría “a los quebrantados de corazón” (Isaías 61:1). En su bautismo, el Espíritu Santo reposó sobre él en la forma de una paloma para mostrarnos que él sería un Mediador tierno semejante a la misma.

¿No ves la tierna manera en que él lleva a cabo sus oficios? Como un profeta, vino con la bendición en su boca, “Bienaventurados los pobres en espíritu” (Mateo 5:3), e invitó a aquellos cuyos corazones reclamaban más en su propia contra a venir a él: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados” (Mateo 11:28). ¡Cuánto le dolió su corazón cuando vio a su Pueblo “como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36)! Él no mandó de vuelta a ninguno que viniera a él, aunque algunos de su propia cuenta se fueron. Vino a morir, como un sacerdote, por sus enemigos. En los días de su carne, dictó una forma de oración para sus discípulos, y les puso en la boca peticiones para con Dios, y en sus corazones su Espíritu para interceder por ellos. Derramó lágrimas por aquellos que derramaron su sangre, y ahora intercede en el cielo por los cristianos débiles, interponiéndose entre ellos y la ira de Dios. Es un rey humilde; admite en su presencia a los dolientes, pues es el rey de los pobres y afligidos. Igual que tiene haces de majestad, tiene un corazón de misericordia y compasión. Él es el príncipe de paz (Isaías 9:6). Fue tentado de modo que socorriera a los que son tentados (Hebreos 2:18). ¿Qué misericordia no esperaremos de tan bondadoso Mediador (1 Timoteo 2:5), el cual asumió nuestra naturaleza a fin de sernos indulgente? Es un médico diestro que sabe sanar toda enfermedad, y en especial vendar a los quebrantados de corazón. Murió a fin de remediar nuestras almas con el bálsamo de su sangre, y salvarnos por la muerte, la cual nosotros mismos nos procuramos por nuestros propios pecados. Y ¿no dispone del mismo corazón estando en el cielo? “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” clamó la Cabeza en el cielo, cuando el pie era pisoteado en la tierra (Hechos 9:4). Su glorificación no le hizo olvidar su propia carne. Aunque le ha libertado de su Pasión, no obstante es compasivo para con nosotros. El León de la tribu de Judá sólo destrozará a aquellos que no quieran que él reine sobre ellos (Lucas 19:14ss). No desplegará su poder en contra de aquellos que se postren delante de él.

por Richard Sibbes

Traducido por Nicolás Lammé

Estoy traduciendo el libro “The Bruised Reed”, “La caña cascada” por el pastor puritano, Richard Sibbes.

Entradas anteriores:

La caña cascada: El llamado de Jesús

La caña cascada: Cómo Cristo desempeña su llamado

La caña cascada: Lo que debe de ser cascado

La caña cascada: Los buenos efectos de ser cascado

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La caña cascada «actualizada»

Si usted es un lector regular de nuestro blog, sabe que estoy traduciendo el libro, «The Bruised Reed», «La caña cascada» por Richard Sibbes. Gracias a la ayuda de mi buen amigo, Daniel Lobo, las traducciones han sido bien revisadas y actualizadas. Siga los siguientes enlaces para leer las cuatro entradas anteriores.

 

La caña cascada: El llamado de Jesús

La caña cascada: Cómo Cristo desempeña su llamado

La caña cascada: Lo que debe de ser cascado

La caña cascada: Los buenos efectos de ser cascado

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¿Qué pide Dios de todo miembro de la Iglesia? (1)

por Nicolás Lammé

El significado de la membresía en la iglesia local es muy mal entendido por los mismo creyentes. Estoy convencido que nuestra debilidad como iglesias se debe a que no entendmos la Iglesia de Jesucristo y la tarea que Dios nos ha dado en ella. A fin de responder a esta debilidad, yo ofrezco esta serie sobre lo que Dios pide de todo miembro de la iglesia de Jesucristo.

Como cristianos somos miembros de la familia de Dios (Ef. 2:19) y somos llamados a vivir, participar y ministrar en un lugar particular dentro del cuerpo de Cristo. Un cuerpo sano requiere que cada miembro desempeñe su función bien. Es así también con la Iglesia. Cada iglesia necesita: miembros que tienen un compromiso sacrificial y que son equipados para hacer las obras de servicio que Dios ha preparado para que anduviéramos en ellas (Ef. 2:10; 4:12). Ser miembro de la iglesia local es como ser un miembro de una familia. Todos los miembros son discipulos de Cristo, unidos unos a otros por medio de su unión con él. Esta unidad se manifiesta en la manera en que cooperamos en el amor y servicio a Dios, a los otros creyentes y a los incrédulos. Los miembros que se han unido a la iglesia local por medio de sus votos son llamados a un mayor grado de responsabilidad y servicio. Pero esta no es una calle de un solo sentido. Al mismo tiempo, los ancianos de la iglesia son llamados a atender a las necesidades de las ovejas: a amar y liderar; a proveer consejo de toda la Biblia y ayuda en la vida cristiana y a orar y enseñar, guiando la iglesia en la adoración y servicio a Dios en Cristo. Esto significa que hay una responsabilidad mutua entre la membresía de la iglesia. Así dice Pedro cuando escribe:

Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. (1 Pedro 4:8-10)

Aunque muchas iglesias no tienen un concepto muy alto de la membresía, pues si tan solo asistes un par de semanas, te consideras miembro, las iglesias presbiterianas y reformadas sí han tomado muy en serio el hacerse miembro de una iglesia local. Este proceso de ser miembro oficial de una iglesia local se hace por medio de una profesión de fe pública, la cual se hace junto con varios votos (promesas) solemnes. En otras palabras, cuando el creyente profesa su fe en Cristo, también se une a la iglesia local por medio de un pacto.

Este estudio fue escrito para ayudar a los miembros de estas iglesias a entender mejor su compromiso con Jesucristo en la iglesia local. También sirve para ayudar a otras personas que no están en iglesias reformadas o presbiterianas a entender el concepto bíblico de la membresía. A continuación, preguntamos, ¿Cuando yo me hago miembro de la Iglesia, con qué me comprometo?

¿Qué es un pacto?

Los votos de membresía son un pacto primero entre el miembro y Dios y también entre el miembro y la iglesia. Pero este pacto no es un camino de un solo sentido, porque también es entre la iglesia y Dios y al mismo tiempo entre la iglesia y el nuevo miembro. Ayuda en este momento hacer la pregunta: ¿qué es un pacto?

Un pacto es una promesa por la cual nos comprometemos los unos con los otros. Pero fíjese que hago este pacto (o promesa) en primer lugar con Dios y no con los hombres, y por tanto la firmeza de mi compromiso no debería depender de la fidelidad de los demás. Vea los siguientes textos que hablan acerca de la manera en la que Dios hace pacto con nosotros:

Ezequiel 20:44 “Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor”.

Ezequiel 36:22 “Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado”.

Salmo 76:11 “Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios; Todos los que están alrededor de él, traigan ofrendas al Temible”.

Hoseas 2:19-20 “Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. 20Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová”.

2 Timoteo 2:13 “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo”.

Podemos ver que Dios hace pacto con el hombre, es decir que Dios se compromete con su Pueblo a pesar de su fidelidad o infidelidad. Y esta promesa cumple en Cristo para hacer que todos sus hijos por la fe en Cristo sean puros y santos y sin mancha delante de él. ¡Nos justifica según su promesa en el evangelio! Esto hace sin fallar porque se ha comprometido voluntariamente con todo su Pueblo en Cristo, su Hijo Amado.

Ya que Cristo amó así a su Iglesia (Ef. 5:25), nos llama a amarla también y ofrecernos en su beneficio, a pesar de que no es perfecta todavía. Este amor no es para con un ideal o un concepto de «iglesia», sino con la iglesia misma que son los miembros del cuerpo. No estamos comprometidos con una idea, sino con los hermanos y hermanas en Cristo. Hacemos este compromiso en la iglesia local porque nuestro primer compromiso es con la Cabeza de la Iglesia, la cual es Jesucristo. Y porque él amó a su iglesia, nosotros también la amamos y nos unimos a ella (Colosenses 1:18).

Este pacto de membresía es también una promesa voluntaria. Dios me llama a ser parte de su iglesia visible, lo cual quiere decir que yo soy llamado a unirme a una iglesia local. No obstante, la Biblia no me manda ser parte de ninguna congregación local en particular. No pretendo entrar en todo el criterio de cómo escoger una iglesia, pero una vez que yo me hago miembro de la iglesia local, eso hago voluntariamente. Como miembro tengo obligaciones serias para con la congregación, pero es una obligación que yo acepté sin ser forzado. Este carácter volutnario de los votos de membresía hace que seamos aún más obligados porque entramos en esta comunión por nuestra propia cuenta.

En resumen, un pacto de membresía es una promesa solmne que hacemos con Dios y su iglesia para entrar en comunión visible con el Cuerpo de Cristo en su manifestación local. Es un pacto voluntario que me obliga a vivir en comunión con los otros hermanos y servir a Dios con ellos para la gloria de Cristo y la edificación de la iglesia, por la cual Cristo puso su vida. Porque es un pacto que uno hace voluntariamente, Dios nos llama a hacer todo lo posible (siendo nuestro sí, sí) para mantener la paz y unidad de la Iglesia y para promover el amor mutuo entre los hermanos.

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La caña cascada: «Los buenos efectos de ser cascado»

Se requiere que antes de la conversión seamos cascados de modo que el Espíritu haga vía para sí en el corazón, arrasando completamente todo orgullo y altivez para que nos conozcamos de verdad tal y como somos por naturaleza. Nos encanta deambular libremente en tierras lejanas, siendo extranjeros en nuestra propia casa, hasta que Dios nos casca con una u otra cruz, y luego “volviendo en nosotros”, regresamos a casa como el hijo pródigo (Lucas 15:17). Es una obra difícil hacer un corazón torpe y esquivo clamar por necesidad de misericordia. Nuestros corazones, como reos, nunca claman por la misericordia del Juez hasta que se despojen de todos sus efugios.

El ser cascado hace que atesoremos a Cristo. Luego el evangelio se vuelve el evangelio de verdad; pues las hojas de higuera de nuestra moralidad no nos sirven más. Y hace que seamos más agradecidos y siendo agradecidos, nuestras vidas darán más fruto; pues ¿qué es lo que hace que muchos sean tan fríos e infértiles, sino que nunca siendo cascados por su pecado, la gracia de Dios tampoco les parece preciosa? Asimismo esta obra de Dios nos arraiga cada vez más en Su camino, ya que en el nuestro hemos sido magullados y golpeados.  La causa frecuente de recaídas y apostasía es que a los hombres no les escoció el pecado al principio; no duraron suficiente tiempo bajo el látigo de la ley. Por lo tanto, esta obra del Espíritu de derribar toda altivez (2 Corintios 10:5) es necesaria antes de la conversión. Y por lo general, a fin de hacer avanzar la obra de convencimiento, el Espíritu Santo la liga con alguna aflicción, la cual, siendo santificada, tiene el poder de sanar y purgar.

Después de convertirnos, tenemos necesidad de ser cascados de modo que las cañas sepan que son cañas y no robles. Incluso las cañas han de ser cascadas, debido a los restos del orgullo que permanece en nuestra naturaleza y para que veamos que vivimos según la misericordia. Puede que estas heridas ayuden a los cristianos más débiles a que no estén demasiado desanimados, viendo a los más fuertes sacudidos y cascados. Así Pedro fue cascado cuando lloró amargamente (Mateo 26:75). Antes que fuese cascado, en esta caña había más viento que sustancia cuando dijo, “Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mateo 26:33). No pueden faltarle al Pueblo de Dios estos ejemplos. Las hazañas heróicas de aquellos muy dignos santos no confortan a la Iglesia tanto como sus caídas y moretones. Por tanto David fue cascado hasta que llegó a la libre confesión, sin duplicidad de espíritu (Salmo 32:3-5); más aún sus dolencias a la verdad se levantaron en su propio sentimiento hasta serle aquel agudo dolor de huesos abatidos (Salmo 51:8). Pues así Acaz se queja de que Dios haya molido sus huesos como un león (Isaías 38:13). Así Pablo, la vasija escogida, tenía necesidad del mensajero de Satanás que le abofeteara para que no se enalteciera sobremanera (2 Corintios 12:7).

Por consiguiente aprendemos que no debemos juzgarnos muy severamente a nosotros ni a otros cuando Dios nos aflije con bofetada tras bofetada. Debe haber una conformidad con nuestra Cabeza, Cristo, quien por nosotros “herido fue” (Isaías 53:5) para que conociésemos la medida en la que estamos ligados con él. Espíritus impíos, ignorantes de las maneras en las que Dios lleva a sus hijos al cielo, reprochan a los cristianos angustiados como seres miserables, mientras que Dios está haciendo una buena obra de gracia en ellos. No es nada fácil llevar a un hombre de la naturaleza a la gracia,  y de la gracia a la gloria, dado que nuestros corazones son tan inquebrantables e indómitos.

por Richard Sibbes

Traducido por Nicolás Lammé

Estoy traduciendo el libro “The Bruised Reed”, “La caña cascada” por el pastor puritano, Richard Sibbes.

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